domingo, enero 24, 2010

TWAC workshop: Anderson y Francisco


Esta historia habla de amor, del verdadero; del que no se encuentra fácil cuando debería ser a la inversa, el amor que quisiéramos todos tener ahora, en tiempos de paranoia y cambios mundanos extremos. Y llegar a ser parte de tan satisfactoria manifestación, te hace pisar la tierra fuerte, aferrarte a los tuyos, creer realmente en lo que quieres.

Durante una semana participé, junto a otros fotógrafos, en el workshop que Truth with a camera organizó esta vez en UIO. Y consistió en trabajar con diferentes ONG's para contar diversas historias dentro de cada una. Mientras la semana transcurría, me daba cuenta que esto de buscar ser un fotógrafo contemporáneo, en búsqueda de 'temas nuevos' se resumía a la sensiblidad para ver, no solamente con el ojo la imagen, sino con la cabeza; con investigación en lo que haces, como Cia de foto lo dijo: pensar más y fotografiar menos. Y pensaba, ¿por qué debe venir gente de fuera para que te hagan ver ciertas cosas, cuando acá tienes todo para darte cuenta? Lo fui entendiendo poco a poco; y agradezco haber estado ahí, con la gente que sabe enseñar: fotógrafos y fotografiados.

Junto a Aaron P Kohn, documentalista norteamericano, trabajamos con la Fundación ABEI (Amigos Benefactores de Enfermos Incurables) y me enfoqué en la adopción como el tema que quería trabajar. Conversando con los padres de familia, encontré esta historia; la historia de Francisco, un padre de 24 años de edad; que conocío hace algunos años a Rocío y Anderson y su vida cambió; o mejor dicho, se aferró.

Cuando Rocío estaba en el séptimo mes de embarazo a sus 19 años, su pareja le abandonó. Y Rocío temía lo peor. Dió a luz a un hermoso niño con síndrome de Down, Anderson Javier; el 25 de diciembre del 2005. Y ese fue su mejor regalo.
Su pareja volvió a la semana de haber nacido Anderson, pero de nuevo se fue; y esta vez para no volver nunca más. Rocío estaría desconsolada, tan joven y vulnerable con un pequeño con discapacidad. Pero conocío a Francisco y la esperanza volvió para ella; y para Anderson. Encontraron en Francisco un amor verdadero, sincero y sin pretensiones. El me decía -desde que les conocí me enamoré de los dos. Me preguntaba yo, cuánto valor se necesita para ser como él... Ahora tienen una niña recién nacida y seguro seguirán creciendo como familia.

El trabajo de la Fundación ha sido muy importante para el desarrollo de Anderson y ha colaborado, no solamente en este caso, con una mejor calidad de vida para la familia. Hay que destacarlo, esta adopción moral de terapistas con los niños es muy respetable, para agradecer en grande.

Ahora comparto con ustedes una parte de la historia; la semana del workshop junto a Francisco y su familia, que tengo la certeza será el comienzo de una relación de amistad.



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©2010 alejoreinoso




viernes, enero 01, 2010

Cuaderno de apuntes: año nuevo

César Morejón

Cuando hay cariño todo empieza bien, con pie derecho.
Y así comenzamos el 2010 en Guápulo; con luna llena.

Feliz 2010

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