lunes, diciembre 10, 2007

'Pequeño' ejemplo de lucha

Su pediatra le recetó medicinas para la gripe. En una semana se descompuso terriblemente y un 'nuevo doctor' acusó a su madre de haberlo maltratado hasta estallarle el pulmón.
Nadie quería creer que era cierto el 'comentario' de un tercer especialista: aquí no le podemos atender, deben llevarlo a SOLCA.

A sus cortos 2 años Joaquín comenzó a cargar a 'esa perversa' cruz del cáncer, un cáncer que fue carcomiendo su pequeño pulmón de una manera fulminantemente pausada. Terapia del dolor [pastillas para morir de 'apoquito'] su madre, quimioterapia su padre; el acuerdo fue el segundo: luchar por una oportunidad de vida.

Joaquín había demostrado ser el mejor, el más fuerte, el que más ganas tenía de seguir; para ese tiempo era el único de sus compañeros de habitación que seguía con vida luego de largos días de quimio: vomitos, venas hinchadas, cabellos caídos, 'ceroporciento' dulces [cuántos dulces puede comer en un día un niño de la misma edad], etc, etc, etc . . .

Su habitación personal, de su hogar, de su casa; pasó a ser una sala de hospital: su estantería de juguetes lucía ahora 'coloridos tanques' de oxígeno, 'bulliciosas mediaslunas' que al asentarlas en el piso servían para vomitar, 'larguísimos sorbetes' que transportaban suero; una completa parafernalia 'no recomendada para niños'. Y eso era lo que Mateo [hermano, 10] hacía preguntar a su madre cada vez que tenía la oportunidad: mami, si Dios es tan bueno con los niños; por qué mi ñañito tiene que vivir asi?...

Yo tuve la oportunidad de conocer a Joaquín por medio de la DAC [Dirección de Aviación Civil]. En sus oficinas del aeropuerto en UIO, me habían comentado del sueño que tenía un niño con cáncer de viajar en avión y de lo emocionados que estaban en ayudarle a cumplir el sueño al día siguiente.

Compartí esa emoción de conocer a Joaquín, un pequeño caballero luchador; que por ningún lado parecía estar como decía su diagnóstico, su mirada me regaló instantes de cariño infinito. Respeté el dolor atrincherado de un padre y una madre que no podían lanzar la toalla porque su pupilo no les permitió nunca. Comprendí el 'derecho a dudar' de la existencia de Dios en el corazón de un niño que, durante 2 años reemplazó al ángel de la guarda de su hermano menor.

Ahora Joaquín deja la toalla bien colgada, nunca la lanzó. La batalla terminó y su inmundo enemigo perdió. Hoy se convertirá en un hermoso querubín en la 'Eternidad'.

Hasta siempre Joaquín, pequeño gran luchador.



"Y va dejando una huella que no se puede borrar" -Algo se muere en el alma, Ecos del Rocío.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Como te dije anoche: se me hizo el corazón chiquito...
Pero tienes una lección de vida que ya la estás transmitiendo a todos nosotros en este espacio.
Gracias ñaño.

Desdelpupo dijo...

Conmovedor maestro, muy bien las fotos, la historia, la vida. De regreso en tierras comunes pana, para ver si algún rato café, bielas y charla fotográfica.

Saludos. D.

Unknown dijo...

Se me fueron las lagrimas.... no se si llamar injustas a estas historias... realmente sin palabras.