Caminatas que parecían no tener fin, exquisitos menús con barriga llena, policromáticos apretones de manos, inicuos descansos efímeros, repetidos saludos sinceros, energizantes y energizantes...
Toda una cándida parafernalia que a diario se 'cargaba al hombro' Augusto Barrera, para llegar a cumplir su meta. Todo esto acompañado de un cariño y fe por parte de su equipo de trabajo y el incondicional amor de su esposa Andrea.
Elegí durante un día acompañarlo en su campaña y aquí se imprime su recorrido sabatino.
1 comentario:
Cada vez me enorgullece más saber que mi hermano es un MAESTRO de la fotografía... es inminente que volarás alto ñaño... felicitaciones siempre
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