lunes, noviembre 27, 2006

Descargando el sueño...


01:45 más o menos, nosotros llegando y dos choros nos enseñan un celular para la venta... mmm pilas con la cámara no? - me dicen en la buseta, y por supuesto que tocaba estar pilas, aparte llovía y no hay chance de mojarla.
Tres camiones parqueados fuera del mercado de San Roque y empiezo a ver gente descargando de dos en dos, costales llenos, en ese rato sin saber que llevan dentro. Nos recibe el guardia de turno, William, pregunta para qué son las fotos y adentro!, buen tipo; de esos pocos la verdad.
Pablo, el periodista al que acompaño para hacer la crónica, conversa con la gente del camión de arvejas y negocia el que también lo hagan descargar a él, ni modo no? yo si no le hago a eso, y no por vago ni flaco que estoy, sino por la escoliosis mal curada que tengo; luego estoy con el dolorsito de espalda par de días y no resulta conveniente.
Don Aníbal Calderón, dueño del camión de arvejas y habas que viene tres días a la semana de las tierras del norte, pide que descarguen también algunos quintales en la espalda de Pablo, para que viva la crónica en carne pura, pero eso sí: de uno en uno!.
Viajes y viajes del camión al galpón, no se cuantos en total, pero parecen todavía no agotarse los cargadores, que por tal laburo 'madrugueño' cobran, nada más y nada menos, que 10 centavos de dólar por cada quintal descargado y acomodado en el galpón. "Bien les resulta a ellos - dice Don Aníbal - ya en una horita y media salen con 10 dólares, bueno es el trabajito... quién paga eso por hora?", muevo la cabeza como queriendo afirmar, pero a medias tintas nomás, cero comentarios...
De los X quintales bajados por Pablo, en el mismo tiempo un cargador ya había bajado 3X quintales o 4 quizá, esos sin son de caucho carajo! Como diablos terminarán cada jornada de trabajo... Se acerca William y le acompaño a un pequeño tour, donde me presenta algunos activos fijos del mercado, entre ellos, los que duermen ahí; hombres, mujeres y un par de niños que se toman el descanso nocturno entre retazos de costales, charquitos de lluvia y pequeñas cobijas, esperando llegue la carga para desgranar y organizar las ventas (las mujeres) y descargar (los hombres, los niños ya les toca estar ahí por los taitas).
2:50 Don Aníbal arrimado en sus quintales de arvejas, apunta algunas cantidades que solamente él las entiende y conversa con uno de sus cargadores que ya está a punto de terminar con su camión, se ponen de acuerdo en la cantidad descargada y listo; tenga su billetito. Pablo está a punto de terminar también con su descarga, pero no hay billetito para él, un dolorcito de espalda.
3:06 Llega el camión de la papa, Doña Adela, quien compra la papa para venderla ahí mismo, "elé! -dice- ése! descargue, ese si es más liviano que la arveja, no ve que está mojada.." sin esperar que le gane el dolor de espalda, Pablo se apresura al camión y listo, unito al hombro; por ahí le veo bajar las gradas y pienso entre mi de estos si no han de bajar de dos en dos, me equivoco; de dos en dos y más rápido, el cargador de este camión, eficientemente, se desocupó más rápido de lo que yo pensé, de los 4 que bajó Pablo, 17 ya estaban acomodados por él.
Apago mi cámara, ya creo tener todas las fotos que necesito, Adelita paga lo que debe al cargador y dueño de carga; y de pasito ofrece, pero sin éxito en su ofrecimiento, a Pablo "para un cafecito" por los que él descargó.
03:25 y subimos de nuevo a la buseta para abrirse cada uno a su territorio.
Así quedan listos ya; algunos puestos de papas, arvejas y habas para la venta del jueves por la mañana; puestos que en un buen día de feria, pueden quedar desabastecidos antes de que a nosotros se nos ocurra levantarnos de la cama.

Un click en cada imagen para verlas más grandecitas...

©2006 alejoreinoso

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y de ese tipo de gente se compone el sistema que nadie ve... de los cargadores nocturnos, de los capariches (barrenderos de a pié), y así surgen las grandes obras de la humanidad, o acaso Gaudí sería quien es sin los albañiles o el amestro mayor?? A veces vemos los productos en la mesa sin darnos cuenta de dónde viene su valor real, y es el trabajo de la gente el que debería motivarnos a pagar el precio justo!! Así mismo es con los periódicos, revistas, etc. Ya me imagino al cronista y al fotógrafo metidos en ese quintal de ideas!! Felicitaciones!!